Las quejas constantes van desde que el presidente se la ha pasado recaudando fondos de campaña y jugando golf mientras que el mundo arde, a que ya ni le interesa actuar como presidente e inclusive le aburre su chamba.Durante este verano de nuestro descontento nacional —con una crisis tras otra, dentro y fuera del país— las críticas le han llovido al presidente como aguacero. Si sus críticos tienen la razón, habría poca esperanza de que la situación cambie, porque Obama simplemente carece de capacidad de liderazgo ante tanto reto que lo rebasa.
Hasta sus correligionarios en el Congreso lo critican por alejarse de ellos y por su supuesta indiferencia ante sus inquietudes relacionadas a las próximas elecciones intermedias.
En este escenario, ¿qué esperanza puede haber de que un presidente tan inútil vaya tomar acción decidida para dar alivio migratorio a millones de migrantes indocumentados, tras la falta del Congreso en legislar una reforma migratoria?
Pero hay manera distinta de entender el comportamiento de Obama en los últimos meses — la cual nos haría esperar un cambio dramático que podría estar por darse y que continuaría por lo menos hasta las elecciones congresionales de Noviembre.
La comunidad latina es quizás la que más tiene en juego en ver como se define Obama cuando de pronto llega su momento de la verdad. El hecho es que una clara mayoría de los votantes latinos — ni hablar de los que no son ciudadanos — conoce a una persona indocumentada, la que en la gran mayoría de los casos es un familiar o por lo menos un amigo, según una encuesta reciente de Latino Decisions.
La otra interpretación del actuar presidencial reciente, y de lo que nos podría esperar durante el otoño, se basaría en varias consideraciones:
Primero hay no solo el hecho de que, en respuesta a la inacción congresional, el presidente mismo anunció en Junio pasado que tomaría acción ejecutiva en materia migratoria, sino que personal de la Casa Blanca no ha dejado de filtrar a los medios de que se siguen preparando medidas que podrían afectar a hasta cinco millones de indocumentados.
Respecto a la tibieza con que el presidente ha reaccionado a la crisis en Ucrania y la insurgencia en Irak, el conflicto en Gaza y la emergencia con los niños en la frontera, y las protestas y motines en Ferguson, Missouri, deberíamos recordar el estilo y la filosofía de liderazgo de este presidente.
Obama ha hecho toda una carrera de no mostrar enojo ante todo tipo de provocación, sin expresar ni alarma ni bravuconadas, siempre manteniendo el cerebro frío para lidiar con cada reto tranquilamente. Aun antes de llegar a la Casa Blanca se había ganado la etiqueta de “no drama Obama.” Ya con casi seis años desde ser electo presidente en medio de una tremenda crisis financiera, el estilo tibio de Obama se ha convertido en un modelo de actuación presidencial.
El que haya decidido, después de años de considerar la problemática migratoria, por fin atreverse a tomar medidas administrativas de gran escala — a pesar de la reacción furiosa que seguramente vendrá de la derecha — le da al presidente aun más razón de proseguir con tranquilidad durante los meses anteriores. Los toreros y los pugilistas suelen vestirse y prepararse en silencio y con calma antes de de entrar a sus respectivos campos de batalla.
El modelo Obama de tomar grandes decisiones con tranquilidad y determinación, a base de un cálculo frío y metódico, sin dejarse ser distraído o perturbado por los gritos y ataques de sus adversarios, fue puesto severamente a prueba por la situación de los niños centroamericanos en la frontera. Sus enemigos políticos, convencidos de que podrían aprovecharse de la imagen de la frontera supuestamente fuera de control, hicieron gala de la triste emergencia humanitaria, con la intención de acabar con la idea de una reforma migratoria.
La apuesta de Obama parece haber sido que se superaría esta emergencia sin tener que alterar su plan de tomar medidas de alivio migratorio en relación a los muchos más migrantes indocumentados ya establecidos en el país por varios años.
Si todo esto sea cierto, el presidente tiene por delante un gran pleito, y una lucha tremenda con la oposición hasta las elecciones de Noviembre. Con razón dedicó tanto tiempo a recaudar fondos de campaña durante el verano.
Además, Obama sigue teniendo una deuda política para con la comunidad latina. Queda ampliamente establecido que el tema que más puede mover al electorado latino es precisamente el migratorio. Además, los votantes latinos se manifiestan dispuestos a castigar a los candidatos congresionales demócratas, tanto con sus votos como con su ausentismo en las elecciones de Noviembre, si el presidente de nuevo fallaría en lograr un cambio sustantivo y humanitario en materia migratoria, tal como lo ha prometido.