Por primera vez un diplomático de la Santa Sede, el exnuncio apostólico en República Dominicana, Josef Wesolowski, podría enfrentar juicio civil por abusos sexuales.


El Vaticano despojó de su inmunidad al exnuncio apostólico Josef Wesolowski.


Esto luego que el portavoz papal Federico Lombardi, confirmase este lunes que el prelado ya no cuenta con la inmunidad propia de su anterior puesto y puede ser convocado por la justicia dominicana para rendir cuentas por las acusaciones en su contra.
El caso no tiene precedentes. Explotó en agosto de 2013 cuando el entonces representante vaticano fue convocado de imprevisto a Roma.
En julio anterior, el papa Francisco había recibido un amplio informe que contenía acusaciones de abusos y otras cuestiones. Por eso decidió revocarle su encargo, que abandonó hace un año, el 21 de ese mismo mes.
En esos días la televisión dominicana sacó a la luz el caso y el escándalo sacudió a la Iglesia entera. En septiembre, la justicia del país caribeño abrió una investigación. Por esos días también el Vaticano anunció el inicio de un proceso en sus tribunales de la Doctrina de la Fe.
En junio de este año Wesolowski fue hallado culpable en los tribunales eclesiásticos y sentenciado a la dimisión del estado clerical, es decir a perder su condición de sacerdote. Al mismo tiempo dejó de ser empleado del Vaticano, aunque no estaba claro si había perdido su inmunidad diplomática.
Lombardi aclaró el punto: "El exembajador ya no goza de inmunidad ni ocupa puesto alguno en la estructura de la Santa Sede, aunque la sentencia de la Doctrina de la Fe en su contra no es definitiva aún".
Esto porque él apeló a la pena impuesta en primer grado, dentro de los 60 días posteriores a la comunicación de la misma (como establece la ley canónica).
Su recurso de revisión será turnado ahora a la “feria cuarta”, la segunda instancia dentro de la misma Doctrina de la Fe. Mientras ese organismo no analice el caso, la sentencia no puede ser considerada firme.
Si la apelación es rechazada, al imputado ya no lo quedará un tercer grado de juicio y sólo podría buscar la intervención definitiva del Papa.
 
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